Se han equivocado de maricas
Esta columna fue escrita originalmente en junio de 2014 tras la frustración de uno de los primeros debates sobre la Unión Civil. Hoy, marzo de 2015, que el proyecto ha sido archivado por la Comisión de Justicia, vuelve a tener vigencia sin moverle una sola coma. Sigo pensando lo mismo.
Para muchos el tan esperado debate de la Unión Civil en la Comisión de Justicia puede haber sido una decepción, una muestra clara de la intolerancia, conservadurismo y homofobia más reacia del 'primer' poder del país. Pero, ¿qué esperaban de este Congreso? ¿Creían acaso que realmente se aprobaría alguna norma, por mínima que sea, que reconozca a las parejas homosexuales como tales?
No nos equivoquemos. Para la mayoría de sujetos que hoy maman de la teta del Estado dizque representándonos, esto es solo una cuestión de plata. 'Derechos patrimoniales con P', repite y tripite Julio Rosas. Todo es dinero, bienes, herencias. De amor, nada. Démonos por bien servidos con asegurar que mañana la persona con la que decidamos unirnos no se quede en el desamparo, ni que se cometa la injusticia de no obtener su parte de aquello que construimos juntos. ¿Eso no es lo que queremos acaso? Ya pues, para qué más.
No, ya estuvo bueno. Se acabó la tontería. Esto no es una cuestión de plata ni de obtener lo que por derecho nos corresponde. Esto se trata de que se nos reconozca como ciudadanos que se enamoran al igual que los ciudadanos heterosexuales de este país. Esto se trata de que se nos reconozca como parejas, como seres que se quieren y desean por mutua voluntad formar un vínculo protegido por el Estado. ¡Por nuestro Estado!
¡Qué no te engañen! Eso es lo que les aterra a los Rosas, a las Chávez, a los Lay y a toda la masa ignorante a la que tienen sometida en este país bajo doctrinas que les impiden razonar. Eso es lo que quiere Cipriani, el Opus dei y todos aquellos a los que les conviene que no pensemos. Se les cruzan los chicotes solo de pensar que dos hombres pueden besarse. Les da la chiripiorca de imaginar que dos mujeres pueden abrazarse e ir de la mano por la calle. Les da miedo porque eso es lo que les han enseñado y lo que pretenden imponer: tener miedo.
Pero no más. No saben lo que han hecho. Demostremos que no saben con quiénes se han metido. Con su tan absurdo 'consenso' dirigido a tapar un agujero, han terminado abriendo un cráter. ¡Qué no te engañen! Lo que quieren es que seas invisible. ¿Eres gay? Está bien, pero escóndete. ¿Eres lesbiana? Ok, pero no lo digas, vive una vida de mentira. ¿Eres trans? Ok, pero no lo publiques.
Hoy más que nunca, sal, siéntete libre, ejerce esa libertad que pretenden negarte. Toma de la mano a la persona que quieres y camina orgulloso a su lado. Besa, abraza, baila junto a quien te gusta. Nadie tiene derecho a decirte que no puedes hacerlo, no estás cometiendo un delito, ellos se están metiendo en lo que no les importa, en lo que no les afecta. Tú no eres un mal ejemplo, eres uno de los precursores de una sociedad más justa y tolerante. No estás afectando a la familia porque millones de homosexuales, como tú y como yo, no hemos salido de un repollo, ¡somos frutos de familias! Hoy más que nunca vive y demuéstrales que por muchos proyectos que archiven, por muchos debates que frustren, por mucho que pataleen, por mucho que nos tilden de aberrantes, existimos y no somos menos que ellos. Y va a llegar el día en que se arrepentirán de habernos querido obligar a vivir en ese armario medieval en el que tienen anclados sus cerebros.
No, señores; ya no cuela. Ya no funciona el 'no soy homofóbico pero...', ni eso de 'tengo muchos amigos gays, muchas amigas lesbianas, pero tampoco-tampoco', y mucho menos el 'dios perdona el pecado pero no el escándalo'. No, señores; no saben lo que han hecho. Se han equivocado de maricas.
"Discutir con homofóbicos es como jugar ajedrez con una paloma: por muy bueno que sea yo, ella se cagará en el tablero y se paseará victoriosa"