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Cuidadito con quien te metes

¿Por qué todo el que le dice corrupto a Alan García termina recibiendo golpe?  

Publicado: 2013-09-05

La última visita de Alan García a Palacio de Gobierno estuvo marcada por su clásica actitud de sentirse un miembro de la realeza y por el grito de 'corrupto' que nunca falta cuando pasea su voluminosa humanidad por las calles de la ciudad.

Pero no fue la primera vez. A propósito del 'tatequieto' que uno de sus fans le dio al 'desubicado' transeúnte, recordé algo que escribí en octubre del 2010, cuando otro individuo 'se atrevió' a gritarle lo mismo y, según versiones, tuvo el privilegio de recibir un cachetadón del entonces presidente. ¿Qué cosas no?


                                               Que yo me espero

Presento armas ante ti. Me arrodillo cual católico en el portón del Vaticano. Me voy de hocico contra el suelo cual musulmán con dirección a la Meca. Y a la mismísima m... eca me voy si a ella decides mandarme, mi honorable jefecito. Mi digno y democrático representante de todos los que tenemos el orgullo de ser peruanos y ser felices, como gritan mis tíos Los Zañartu.

¡¿Pero quién ha osado faltarte el respeto?! ¡Qué tal lisura compañero! Pero quién carijo se habrá creído el chiquito este con corte salserín para gritarte "CO - RRUP - TO". ¿Cómo? ¡Ah no!, que baje el cambio y se estacione calladito. ¿Corrupto tú? ¿por dónde?

A ver si nos entendemos. Corrupto es aquel que repletó el manejo corporativo de este terruño por el batallón aprista de los ochenta. Corrupto es aquel que compra 469 patrulleros chilenos a casi el doble de lo que realmente valen, cerrando la boca y beneficiando únicamente a quienes nos venden la chatarra. Corrupto es ese que una vez en el poder anuncia un "shock de inversiones" bien bonito, para vía licitaciones y otras mañoserías disponer de los solsitos del arca nacional ganados con el lomo destrozado de todo los contribuyentes. No, no, no. Tú corrupto, no.

Que él te ha insultado de lejitos dice. Que ha sido el manchón que estaba a su alrededor los que empezaron a gritarte zamba canuta cuando se armó la tole tole en el Rebagliati. Que te gritaron ladrón, pero él no fue, fue tete. 

A ver si nos entendemos. Ladrón es aquel que se inventó aquella pastrulada del dólar MUC para hacer la vida de los compañeros mas soportable en tiempos de una crisis heredada, pero empeorada por ellos mismos. Ladrón es aquel que haciendo uso de la demagogia mas barata nos hipnotizó con la promesa de un trencito haciendo chucu chucu por encima de la Aviación, y que ahora, veinte años después, insiste en terminar con el floro de la modernidad, cuando lo cierto es que eso del transporte por arriba está mas pasado de moda que las patillitas blancas que jura lo ponen sexy. Ladrón es ese que vivió (sabrá papá lindo de qué), 'exiliado' casi una década al costadito de la Torre Eiffel entonando a viva voz La Marsellesa, mientras aquí lo esperaba uno que otro juicio con los brazos bien abiertos. Ladrón ése, tú no.

Que le has tirado una cachetada dice. ¿Cómo? Por favor, tú siempre tan elegante con tu porte de caballerito aficionado a besuquear las manos de quien se te ponga delante. Tan galante y respetuoso tú, imposible que golpees a alguien. Abusivo te han dicho. ¿Cómo? 

Abusivo aquel que, manejándose el zapato que se maneja, se abre paso a patadas con tal de que no le roben protagonismo. Y si le hubieses pegado ¡¿Qué?! Merecido se lo tenía por faltoso. Porque caramba, eres el presidente, y hay que respetarte a ti y a la bandera. Esa misma bandera que aquel caradura llevaba cargando el día de la patadita. Esa misma.

Que no hay libertad de expresión en este país se ha atrevido a decir. ¿Pero dónde vive el mequetrefe este? Si aquí todos somos libres de decir lo que pensamos. No hay libertad en lugares donde ante un incidente de esta naturaleza se impide que se emita un reportaje sobre el mismo o cuando se veta a un conductor (por más insoportable que éste sea) a entrevistar al agraviado. En esa realidad imaginaria no hay libertad de expresión. Contigo, sin embargo, la gozamos, querido.

Que te han insultado delante de tu mami y de tu hijita. ¡Ah no!, muchacho del demonio. Imagínate el trauma que le habrán dejado a tu retoña de treinta primaveras que aun esta forjando una personalidad y la de soles que te vas a gastar en la terapia para que lo supere. Y ofender a tu viejita, no pues, eso no se hace. Pero tú tranquilo, ni te inmutes que no es para tanto. Eso no es nadita de nada, compañero. Piensa que un verdadero trauma puede ser el de todos aquellos chicos de finales de los ochenta que, viviendo en casa de una familia sin carnet de la estrella, tenían que endulzar su té con caramelos Monterrico o con Cocorocos porque el azúcar era un lujo. Trauma el del niño que no podía repetir si le había gustado el almuerzo porque el arroz se contaba por granos. Trauma el de aquellos niños que se quedaban asustados sin luz en cualquier momento de la noche porque sus autoridades eran incapaces de controlar la llegada del terrorismo a la ciudad.

Y que tu señora madre se quede tranquilita y no se de por ofendida, que eso no es nada. Que se sientan ofendidas aquellas madres que, como la mía, tenían tres o más hijos pequeños en casa y debían hacer colas interminables en Monterrey para que les dieran dos bolsas de la leche mas asquerosa e indigerible que se haya podido tomar en este país. Ofendidas aquellas niñas de doce o trece años, como mis primas, que tenían que levantarse temprano para hacer cola en la panadería y así poder tener unos cuantos franceses más en el desayuno. Ofendidas las familias enteras a las que un impresentable obligó a vivir en la necesidad involuntaria producto de su comprobada incapacidad para tomar las riendas de un país desde un puesto que le quedó demasiado grande. Es más... enorme.

Pero tú tranquilo, que con todo y cachetada el pueblo te quiere. Si no mira todos los que han salido a defenderte repitiendo hasta el cansancio el refrito ese de que a la máxima autoridad de este país se le respeta. Y así tiene que ser. Tú tranqui, relajao', que yo me espero quietecito al 29 de julio del próximo año. Ahí sí vas a escuchar de esta boquita sazonada por tu rica Enci, lo mucho que te quiero.

García, vas a ver a la salida.


(Escrito originalmente el 18 de octubre del 2010)


Escrito por

Ginno P. Melgar

Esperando un mundo regido por la igualdad con base en las diferencias. @ginnoceronte


Publicado en

El padre de Bambi

donde la historia trata por igual a todos los personajes del cuento