No te calles, no seas cómplice
Este post fue escrito hace unos días antes de la 'Marcha del 0rgullo' en Lima. Hoy el Congreso decidió dejarnos sin protección. Me sigo reafirmando en cada palabra y convencido de que ahora, más que nunca, no debemos bajar los brazos
"Yo no estoy orgulloso de ser homosexual, como no estoy orgulloso de tener dos orejas. Lo soy y punto".
Es cierto y lo sigo sosteniendo. Me puede generar orgullo lo que he alcanzado, los gustos que me he dado, lo que esfuerzo me ha costado. No estoy orgulloso de ser homosexual como no estoy orgulloso de ser peruano. Ser lo que uno es no genera orgullo, lo que genera es paz. Paz con uno mismo y paz con el resto, y eso al final solo se traduce en felicidad. Y yo soy un tipo feliz.
Yo no soy de los que se indignan si se atreven a tocar mi orgullo. Soy de los que se indignan si se atreven a tocar mi paz y mi felicidad cuando yo no he hecho nada que afecte directamente la del resto.
Yo no me meto en la cama de la gente. Yo no insulto a una pareja heterosexual cuando se da un beso en un parque. Yo no juzgo las elecciones sentimentales de mi vecino, de mi compañera de carpeta o mi colega del trabajo. Yo no le digo a ningún niño cuyo padre engaña a su madre que tiene un núcleo familiar que puede resultar confuso y nocivo para su crianza. Yo no me meto con las creencias de la gente y, por el contrario, respeto que según estas se piense que no iré a ningún lugar cuando se termine mi paso por la tierra. Yo no me meto con la forma de vivir que elige cada quien, porque no me afecta directamente. Entonces, ¿por qué pretenden meterse en la mía? ¿Por qué pretenden imponerme su modo de pensar? ¿Por qué pretenden afectar directamente mi vida?
Mañana, más tarde, el único responsable de mis decisiones voy a ser yo mismo. ¿Quién les ha pagado la entrada al espectáculo de mis acciones?¿A qué entierro van con tanta vela encendida si nadie los ha llamado?¿Por qué me niegan el derecho a casarme con quien a mí me da la gana si no están invitados? ¿Por qué me echan de donde tengo el mismo derecho de ellos a estar, si no pienso entrar de su mano?
Lo que buscan es cuidar a los niños, dicen. De lo que hay que proteger a los niños es de esa influencia discriminatoria e inquisidora que busca inculcarles que hay seres humanos que no merecen tener los mismos derechos que los demás, solo por ser como son. ¿Inculcar eso en una mente tan inocente y carente de maldad como la de un niño es protegerlo? ¿Le confundiría más enseñarle a ser respetuoso y tolerante?
Yo no he participado nunca de una ‘marcha del orgullo gay’ ni he ido a besarme frente a una iglesia. Respetaba a quienes lo hacían, pero no lo aplaudía. Hoy las cosas han cambiado. Y han cambiado porque ahora sí la falta de respeto viene desde arriba. Ahora se me falta el respeto desde el poder que les da un puesto de gobierno que mantengo yo con mi trabajo. La falta de respeto viene desde creencias religiosas que en este país nadie está obligado a compartir. La falta de respeto viene desde aquellos a quienes yo no se lo he faltado porque no me gusta con quienes se van a la cama.
Hoy el Congreso de este país, con el mutismo de un gobierno que solo abre la boca cuando le conviene, pretende dar carta abierta a que mañana alguien me mate por el ‘delito’ de ser homosexual, y que eso no sea sancionado. Hoy se pretende pisotear la paz y la felicidad de muchos, negándoles derechos que les corresponde por ser seres humanos. Hoy no me quedo callado ante una injusticia. Hoy no me tapo los ojos ante un abuso. Hoy no me hago cómplice de un crimen.
Ya no se trata de si eres heterosexual, homosexual, bisexual, transexual, o como quieras considerarte. Nadie te está pidiendo que salgas a la calle y grites lo que eres, porque a nadie le interesa. Hoy se trata de que nos apoyemos todos por el solo hecho de ser personas y ciudadanos. La ‘Marcha del Orgullo’ de este año en Lima no es un pretexto para salir a dar un espectáculo. Este año la consigna es salir a defender vidas. No te calles, no te tapes los ojos, no seas cómplice.